Antes de la Reforma hubo tiempos en los que existieron muy pocos ejemplares de la Biblia; pero Dios no permitió que su Palabra fuese destruida completamente.
En los diferentes países de Europa hubo hombres que fueron impulsados por el Espíritu de Dios a buscar la verdad como un tesoro escondido. Salvo entre los valdenses, la Palabra de Dios había quedado encerrada dentro de los límites de los idiomas conocidos sólo por la gente instruida; pero llegó el tiempo en que las Escrituras iban a ser traducidas y dadas a gentes de diversos países en su propio idioma.
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