Planteamiento correcto; resultados desastrosos

J.H. Kellogg no iba errado al preguntarse: «¿Es el Espíritu Santo una persona?«, y al afirmar: «Yo supuse que la Biblia afirma esto por la razón de que el pronombre personal «él» es usado cuando se hace referencia al Espíritu Santo», y al confirmar que «la hermana White utiliza el pronombre «él» y ha dicho abundantemente que el Espíritu Santo es la tercera persona de la Divinidad». Incluso acertaba en decir: «Es difícil para mí ver como el Espíritu Santo puede ser la tercera persona y no ser una persona en absoluto.» (Carta de J.H. Kellogg a G. I. Butler, 28 de octubre de 1903).

Realmente, el planteamiento de Kellogg era correcto, él veía y entendía que había una tercera persona por tres razones: 1. El uso de la Biblia del pronombre «él» para referirse al Espíritu Santo. 2. Que Ellen White utilizara también el pronombre personal «él» para referirse al Espíritu Santo. 3. Que Ellen White lo describiera como «la tercera persona de la Deidad».

«Tenga cuidado de cómo sostiene los sentimientos de este libro con respecto a la personalidad de Dios«

Ahora bien, las conclusiones de tales planteamientos fueron desastrosos para él, y no sólo para él, sino también para el adventismo. Kellogg, después de su planteamiento acertado llegó a dicha conclusión: «En poco tiempo había llegado a creer en la Trinidad y ahora podía ver con bastante claridad dónde estaba toda la dificultad… Ahora creía en Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo« (Carta de A. G. Daniells a W. C. White, 29 de octubre de 1903, pág. 1, 2)

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Desafortunadamente un principio correcto le llevó a un error fatal en relación a la concepción de la personalidad de Dios, Ellen White en una carta a Daniells le escribe:

«Tenga cuidado de cómo sostiene los sentimientos de este libro con respecto a la personalidad de Dios… Se me ha representado que el escritor de este libro está en una dirección equivocada». (Guardianes de la flama, Nº.6, Dr. Alan Lindsay)

Y desafortunadamente, hoy sucede exactamente lo mismo dentro del adventismo al caer en el mismo error que el originador de la Apostasía Alpha. Se plantea correctamente que hay tres personas, se plantea correctamente que hay un trío celestial, se plantea correctamente que el pecado puede ser resistido únicamente por la tercera persona de la Divinidad, sin embargo se llega a la misma, exactamente la misma, conclusión a la que llegó J. H. Kellogg.

Pedimos a Dios y le imploramos que por favor dé entendimiento a tantas personas sinceras que parten de un planteamiento correcto pero yerran en la interpretación de esa formulación.

Para información complementaria a esta entrada visita estas dos entradas:

¿Quién es el Espíritu Santo?

Él, él es nuestro Consolador

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  1. La Apostasía Omega

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