Dislexia bíblica en el Nuevo Testamento I – Juan 3:16

La Biblia nos habla de Dios, pero muchas veces leemos versículos y somos incapaces de identificar quien es ese Dios que dice «X» cosa, sino que decimos: son todos, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Aunque hay varios textos que pueden generar dudas de quien nos está hablando, muchas veces por el propio contexto podemos saber a quien se refiere. A la vez, la propia Biblia, como dice Isaías, se interpreta con la propia Palabra:

«La palabra, pues, de Jehová les será mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá.» (Isaías 28:13)

El primer texto a analizar en esta serie es un versículo que hemos tratado aquí muchas veces, y seguramente sea el más recitado en la gran mayoría de iglesias:

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.» (Juan 3:16-17)

Nos tomamos el lujo también de citar el versículo 17 para un mayor contexto.

El Hijo es Hijo del Padre, no es Hijo de nadie más.

«Amó Dios». Muchos dicen, ¿quién es Dios ahí? Unos dicen que son el Padre y el Espíritu Santo, otros dicen que es el Padre; obviamente no puede ser el Hijo porque es quien se entrega.

¿Pero a que persona o personas de la divinidad se refiere ese «Dios»?

Los que dijeron el Padre y el Espíritu Santo, erraron, se refiere únicamente al Padre.

«Que ha dado a su Hijo unigénito». El Hijo es Hijo del Padre, no es Hijo de nadie más. De hecho, la palabra unigénito significa «único nacido». ¿Nacido de quien? Del Padre.

«Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.» (1 Juan 3:1)

El texto lo que está mostrando es el amor del Padre hacia sus criaturas al dar a su Hijo unigénito, pero, ¿podríamos traducirlo por: «Porque de tal manera amó el Espíritu Santo al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito?». No, absolutamente no. Recordemos que el Hijo es Hijo del Padre, y el Padre es Padre del Hijo, es una relación paterfilial entre estas dos personas, y no es intercambiable.

«Para que todo aquel que en él cree». ¿Qué cree en quien? En el Hijo, «no se pierda, mas tenga vida eterna.»

«Porque no envió Dios a su Hijo». Volvemos al principio. ¿Qué Dios es? El Padre, el cual es el único que tiene un Hijo.

El Padre es Padre del Hijo, el Hijo es Hijo del Padre, y el Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y del Hijo, por lo tanto no se pueden alternar los papeles como si se trataran de roles, sino que hay un orden familiar establecido.

«Sino para que el mundo sea salvo por él». Salvo por el Hijo.

«Nuestro Padre celestial entregó a su Hijo amado a las agonías de la crucifixión»

La propia Palabra de Dios sustena lo escrito:

«Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios.» (1 Juan 3:1)

Es el Padre quien da a su propio Hijo, y mediante Cristo nos reconciliamos con el Padre, porque «Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 8:3)

«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros» (Romanos 8:32); «En esto se mostró el amor de Dios con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados» (1 Juan 4:9,10).

«Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos diciendo: «Tendrán respeto a mi hijo […] Y tomándole, le mataron, y le echaron fuera de la viña» (Marcos 12:6,8)

«Nuestro Padre celestial entregó a su Hijo amado a las agonías de la crucifixión» (A Fin de Conocerle, 22.5)

En conclusión, la palabra Dios, tanto del versículo 16 como del 17 de Juan 3 se está refiriendo únicamente al Padre por el propio contexto y por conexión con otros versículos. Una traducción literal de ambos versículos sería:

«Porque de tal manera amó el Padre al mundo, que ha dado a su Hijo único nacido de él, para que todo aquel que en el Hijo cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió el Padre a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por el Hijo» (Juan 3:16,17).

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