El velo se quitará

«Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará» (2 Corintios 3:16)

Hace no muchos años, exactamente tres, tenía puesto un velo sobre mi rostro que no permitía que conociera realmente quién es Dios. Y aunque hoy se me diga que la Deidad es un misterio, la Biblia declara que «a Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer» (Juan 1:18). El Hijo dio a conocer el Padre, por lo tanto podemos conocer a Dios mediante su único Hijo.

Cuando Felipe pedía a Jesús que le mostrara al Padre, «Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre?» (Juan 14:8,9).

«Alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo»

Lejos de un misterio, vemos a Dios, y lo vemos a cara descubierta mediante Cristo y su Palabra, la cual es una revelación del Hijo y el Hijo la revelación del Padre.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

No podemos conocer la naturaleza de Dios, y nunca hemos pretendido hacerlo, pero sí conocer quien es Dios, de la cual depende la vida eterna:

«Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.» (Juan 17:3)

Debemos «alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo» (Colosenses 2:2), solo mediante el conocimiento de ellos podemos entender su amor para con nosotros, y si nuestro concepto de la Deidad no es bíblico es imposible que entendamos el amor que ambos tienen para con nosotros.

Amo a mi esposa porque la conozco, porque he intimado con ella, porque he aprendido de ella, por lo que hace, por lo que es y por quien es, no podría amarla sin conocerla.

Mientras tengamos ese velo en nuestros ojos viviremos de misterio en misterio y no entenderemos las Escrituras, no podremos ver en ellas a Cristo y por lo tanto no podremos ver al Dios y Padre, «en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento» (Colosenses 2:3)

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