“Y ahora, después de medio siglo de luz clara de la Palabra sobre lo que es verdad, están surgiendo muchas teorías falsas para perturbar las mentes. Pero la evidencia dada en nuestra experiencia temprana tiene la misma fuerza que tenía entonces. La verdad es la misma de siempre, y ni un alfiler ni un pilar se pueden mover de la estructura de la verdad. Lo que se buscó de la Palabra en 1844, 1845 y 1846 sigue siendo la verdad hoy en día en todos los aspectos.” (Carta 38. 1906. par. 3)
La estructura de la verdad ha sido cambiada.
El mensaje de 1888 iba a preparar a un pueblo para recibir al Señor en las nubes en su segunda venida, pero su rechazo no solamente demoró la venida de Cristo, sino que permitió que a partir de ese momento su pueblo quedara expuesto al error al entrar en él teorías, que aun no establecerse en doctrina hasta pasados muchos años, pusieron sus cimientos pocos años después de 1888.
«La verdad es la misma de siempre, y ni un alfiler ni un pilar se pueden mover de la estructura de la verdad.»
J.H. Kellogg fue el hombre designado por Satanás para que introdujera la semilla del error. En un terreno trabajado desde el rechazo al mensaje de la justificación por la fe en 1888, la semilla pudo asentarse en un una tierra preparada para que años más tarde brotara un mal llamado trinitarismo, con el objetivo de destruir la personalidad de Dios y de su Hijo Jesucristo.
«Un mentiroso es aquel que presenta falsas teorías y doctrinas. El que niega la personalidad de Dios y de su Hijo Jesucristo está negando a Dios y a Cristo. «Si lo que has oído desde el principio permanece en ti, también permanecerás en el Hijo y en el Padre». Si continúas creyendo y obedeciendo las verdades que abrazaste por primera vez con respecto a la personalidad del Padre y del Hijo, te unirás con ellos en el amor.» (8 de febrero 1906, Ms23-1906.20)
La semilla que plantó Kellogg en su libro Living Temple dio sus frutos, y no fue casi 30 años más tarde, una vez que todos los pioneros del adventismo murieron, que se pudieron empezar a cambiar los cimientos de la iglesia que Dios había levantado en 1863.
Ellen White fue al descanso en 1915, y no fue hasta 1931 que se introdujeron nuevas doctrinas en los anuarios. Pero siendo que la semilla se plantó alrededor de 1903, ¿tuvo algo que decir la sierva de Dios? ¿Será que Dios dejó a su pueblo en profundas tinieblas permitiendo que el error entrara sin que nadie amonestara?
Muchos son los que dicen que Ellen White guardó silencio respecto a la doctrina de la Trinidad, -que dicho de paso es una doctrina que no se estableció como tal en la Iglesia Adventista del Séptimo Día hasta 1980-, pero realmente no es así. Ella escribió mucho respecto a los principios fundamentales establecidos a partir de 1844 y de como esa verdad debía de guardarse como un tesoro, sin alterar un sólo punto, y dejando que los pioneros hablen.
«Las verdades que abrazaste por primera vez con respecto a la personalidad del Padre y del Hijo, te unirás con ellos en el amor.»
«Que nadie albergue el pensamiento de que podemos prescindir de la organización*. Esta nos ha costado mucho estudio y muchas oraciones en demanda de sabiduría, de manera que sabemos que Dios ha contestado, para erigir esta estructura. Ha sido edificada por su dirección, en base a mucho sacrificio y conflicto. Que ninguno de nuestros hermanos esté tan engañado como para intentar destruirla, porque entonces introduciréis una condición que ni siquiera soñáis. En el nombre del Señor os declaro que la organización ha de permanecer, fortalecida, establecida, fijada.» (Testimonio para los Ministros, 28.1)
*Cabe notar que cuando Ellen White escribe sobre la organización no se está refiriendo a una estructura física, sino a principios y fundamentos, los cuales «han costado mucho estudio y muchas oraciones», advirtiendo que nadie intente «destruirla» siendo los resultados «una condición que ni siquiera soñáis [soñamos]». Por lo tanto nos exhorta a que «la organización ha de permanecer, fortalecida, establecida, fijada», y repetimos, Ellen White está hablando de principios, fundamentos y doctrinas, las cuales son inmutables.
“Hemos de afirmarnos en la fe, en la luz de la verdad que nos fué dada en nuestra primera experiencia. En aquel tiempo, se nos presentaba un error tras otro; ministros y doctores traían nuevas doctrinas. Solíamos escudriñar las Escrituras con mucha oración, y el Espíritu Santo revelaba la verdad a nuestra mente. A veces dedicábamos noches enteras a escudriñar las Escrituras y a solicitar fervorosamente la dirección de Dios. Se reunían con este propósito compañías de hombres y mujeres piadosos. El poder de Dios bajaba sobre mí, y yo recibía capacidad para definir claramente lo que es verdad y lo que es error. Al ser así delineados los puntos de nuestra fe, nuestros pies se asentaron sobre un fundamento sólido. Aceptamos la verdad punto por punto, bajo la demostración del Espíritu Santo. Yo solía quedar arrobada en visión, y me eran dadas explicaciones. Me fueron dadas ilustraciones de las cosas celestiales, y del santuario, de manera que fuimos colocados donde la luz resplandecía sobre nosotros con rayos claros y distintos.« (Obreros Evangélicos, 317.2.3)
«El tiempo de esta apostasía ha llegado. Se hará todo lo posible para poner en duda las posiciones que hemos ocupado durante más de medio siglo.» (Carta 410, pág. 7. 26 de agosto de 1907)
«Esa reforma consistiría en renunciar a las doctrinas que están en pie como las columnas de nuestra fe.»
Hoy se suele decir que los pioneros estaban errados en cuanto a la doctrina de la Divinidad, ya que todos ellos eran antitrinitarios o se convirtieron al antitrinitarismo en esa «primera experiencia» después del chasco de 1844, poniendo en duda las posiciones que nuestros padres habían ocupado durante más de cincuenta años.
Ellen White tuvo mucho que decir, mucho que escribir de una forma indirecta, pero clara, en este asunto de la Trinidad, la cual tenemos actualmente como doctrina en la Iglesia Adventista por rechazar los claros testimonios de la sierva de Dios:
«Cuando los hombres traten de mover un alfiler o pilar de la fundación que Dios ha establecido por su Espíritu Santo, deje a los hombres ancianos que fueron los pioneros en nuestra obra que hablen claramente, y dejen a aquellos que están muertos, que hablen también, por la reimpresión de sus artículos en nuestras revistas. Recoja los rayos de la luz divina que Dios ha dado y ha dirigido a su pueblo paso a paso en el camino de la verdad. Esta verdad resistirá el paso del tiempo y las pruebas.» (Manuscript Releases, Volume 1, pág. 55, 1905)
¡Fíjaos! La verdad establecida por Dios «resistirá el paso del tiempo y las pruebas», sin embargo se nos está diciendo que ellos estaban errados en cuanto a la doctrina 1 y 2 (La Divinidad) por más de medio siglo, suponiendo que era necesaria una reforma, de la cual Ellen White ya profetizó:
«El enemigo de las almas ha procurado introducir la suposición de que había de realizarse una gran reforma entre los adventistas del séptimo día, y que esa reforma consistiría en renunciar a las doctrinas que están en pie como las columnas de nuestra fe y que había de comenzar un proceso de reorganización. Si se efectuara esta reforma, ¿qué resultaría? Los principios de verdad que Dios en su sabiduría ha dado a la iglesia remanente serían descartados. Sería cambiada nuestra religión. Los principios fundamentales que han sostenido la obra durante los últimos cincuenta años serían considerados como error. Se establecería una nueva organización. Se escribirían libros de una nueva orientación. Se introduciría un sistema de filosofía intelectual.» (Mensajes Selectos, Tomo 1, 238.3)
Amigo, ¿has leído bien?
«Había de realizarse una gran reforma entre los adventistas del séptimo día, y que esa reforma consistiría en renunciar a las doctrinas que están en pie como las columnas de nuestra fe y que había de comenzar un proceso de reorganización.»
«Cada pilar que él ha establecido debe ser fortalecido, ahora no podemos abandonar los cimientos que Dios ha establecido»
Esa reorganización de la que Ellen White habla se efectuó particularmente y en parte en 1931, y sólo basta con buscar los Anuarios (Yearbooks), los libros de las doctrinas del adventismo desde 1872 en adelante, los cuales permanecieron inamovibles hasta pasados más de un cuarto del siglo XX.
Kellogg plantó esa semilla, pero la iglesia permaneció organizada (no hubo cambios en las doctrinas, ni de manera formal ni informal). Las doctrinas permanecieron fijas. Pero en 1931 se dio el primer golpe «certero» (y decimos certero no por el acierto de cambiar las doctrinas, lo cual fue un error que hoy día se sigue arrastrando, sosteniendo y enseñando, sino porque produjo lo que realmente se quería que produjera).
«Cada pilar que él ha establecido debe ser fortalecido, ahora no podemos abandonar los cimientos que Dios ha establecido, no podemos ahora entrar en ninguna nueva organización; porque esto significaría apostasía desde la verdad» (Manuscrito 129, pág. 6 -1906-)
En dicha fecha (1931), la iglesia adventista del séptimo día entró en una «nueva organización», apostatando así de la verdad establecida. Esa «nueva organización» -a base de nuevas doctrinas- ha tomado el nombre de Iglesia Adventista, pero realmente no puede serlo, ya que ha entrado en una «nueva organización» apropiándose de un nombre que no le pertenece.
Hay muchas citas de Ellen White que muestran que ella no guardó silencio en cuanto a la doctrina de la Trinidad, sino que tuvo mucho que decir. Y esto, es sólo el principio…
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