¿Jesús vino con alguna ventaja respecto a nosotros?

Muchos dicen que Jesús vino con ventajas en relación a nosotros y por esta razón pudo vivir una vida sin pecado (Hebreos 4:15), pero la verdad es que no es así.

Pablo nos dice que Jesús, teniendo la naturaleza de Dios (Hebreos 1:3), no se sujetó a ello para vivir en esta tierra (Filipenses 2:6), sino que se despojó, también traducido como neutralizó, a sí mismo (Filipenses 2:7), es decir, que neutralizó su parte divina tomando sobre ella la naturaleza humana (Filipenses 2:7). Cristo, como Hijo de Dios, podía haber usado el poder que tenía (Colosenses 1:19) para sacar provecho y ventaja en la tentación (Mateo 4:3), pero jamás consintió, ni un solo instante, en usarlo para su propio beneficio (Mateo 27:40). Todos los milagros que Cristo hizo fueron mediante el ministerio de los ángeles (Lucas 7:8; Juan 1:51), y en ocasiones contadas fulguró, brotó de él, el poder divino que como Hijo de Dios poseía (Colosenses 2:9) pero siempre fue para beneficio de los demás (Marcos 5:30). Así que Cristo no tuvo ventaja alguna sobre nosotros (Juan 14:12).

En Juan 1:14, hablando de Cristo se nos dice que «aquel Verbo fue hecho carne» (Juan 1:14). Cuando la Biblia habla de carne, se refiere a la condición de la naturaleza humana, la cual es movida por pasiones y tendencias pecaminosas (Romanos 7:5), y cuando la Biblia dice que el Verbo fue hecho carne (Juan 1:14) se refiere a que Cristo tomó sobre sí nuestra misma naturaleza con tendencias al pecado (Romanos 8:3), pero sin pecar (1 Corintios 5:21).

El hecho que Cristo tomara sobre sí nuestra misma naturaleza pecaminosa (Hebreos 2:14) no significa que pecara, y jamás lo hizo (1 Pedro 2:22), pero fue tentado en todo así como nosotros lo somos (Hebreos 4:15), hasta el punto de sudar sangre (Lucas 22:44) ya que su naturaleza humana no estaba exenta a ceder a la tentación (Hebreos 2:18), así como nosotros, y esto lo llevaba, incluso, a querer evitar pasar por la cruz (Mateo 26:39), sin embargo se sujetaba continuamente a Dios (Juan 4:34), pidiendo que se hiciera la voluntad de su Padre y no la suya (Marcos 14:36).

Así que Jesús no gozó de ventaja alguna respecto a nosotros (Hebreos 2:17), y fue con nuestra misma naturaleza, con todas sus tendencias y pasiones (Romanos 8:3) que obtuvo victoria tras victoria hasta morir en la cruz (Juan 19:30). Es por ello que la Biblia nos dice que debemos andar como él anduvo (1 Juan 2:6), y que podemos ser imitadores de él en todo (1 Corintios 11:1), teniendo la garantía que así como Cristo vivió sin pecado (1 Corintios 5:21), nosotros podemos vivir sin pecar si permanecemos en él (1 Juan 3:6,9). Y así como Cristo fue fortalecido en la tentación (Lucas 22:43) obteniendo victoria sobre esta, nosotros somos socorridos y podemos soportar, en Cristo, toda tentación (1 Corintios 10:13).

Recuerda que la mayoría no siempre tiene la razón.

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