¿Me voy a perder por ser trinitario?

Algunas personas me preguntan, ¿por ser trinitario me voy a perder? Yo les contesto que no. Martín Lutero murió trinitario, muchos adventistas murieron trinitarios, familiares míos murieron siendo trinitarios, y no por ello se van a perder. Pero Ellen White escribió que «en el juicio final, los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad.» (Patriarcas y Profetas, 35.1)

«¿Vivimos de toda palabra que sale de la boca de Dios?»

Cuando Dios hace el llamado, cuando el Espíritu Santo toca el corazón de las personas y nace esa inquietud, entonces hay que revisar los cimientos. Jesús dijo: «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena» (Mateo 7:26). Y en ocasión de la tentación en el desierto, Cristo dijo:

«Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios(Mateo 4:4)

¿Vivimos de toda palabra que sale de la boca de Dios? O por el contrario, «¿en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres?» (Mateo 15:9)

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Revisa si dicha creencia es bíblica o sí simplemente tus argumentos son opiniones de hombres pero que carecen de fundamento.

Cuando un católico o evangélico lee la palabra «infierno» su mente le lleva al concepto de infierno que Dante, en «La Divina Comedia», infundió, pero nada que ver con el concepto bíblico de infierno. Ahora bien, ¿cómo puede cambiar una persona esa mentalidad? Pues únicamente con la Palabra de Dios; creyendo todo lo que lee de ella, aceptando «toda palabra que sale de la boca de Dios» y rechazando todo lo que se interpreta.

Si tienes la oportunidad de estudiar el tema, hazlo. Revisa la historia del adventismo, revisa todos los escritos de Ellen White, estudia la Palabra de Dios, y pon en una balanza las pruebas, y mira hacia donde recae el peso de la evidencia, hacia un lado o hacia otro.

«Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira«

Dios es justo, y si una persona que se entrega a él, sigue sumida en el error, no por negligencia, no por descuido, sino por limitaciones o porque Dios no quiere mostrarle, esa persona será salva, pero quedará excluida de ser de los 144.000.

Muchos trinitarios seran salvos, pero ninguna persona con dicha doctrina puede llegar a ser de los 144.000, y llegado ese momento, si alguien es trinitario, es porque ha bebido y se ha embriagado «del vino del furor de su fornicación» (Apocalipsis 14:8; 17:2).

En el tiempo del fin solamente habrá dos grupos, el de la verdad y el del error; el del sello de Dios y el de la marca de la bestia; el del Dios verdadero y el de Satanás. Y aunque hoy pueden haber (y hay) personas con errores doctrinales que seran salvas, llegado el día en que únicamente se manifiesten dichos grupos, solamente uno de ellos, el de los 144.000 que «no se han contaminado con mujeres» (Apocalipsis 14:4), estará en la verdad, ya que «en sus bocas no fue hallada mentira» (Apocalipsis 14:5) y serán salvos.

«Nadie que tenga una doctrina de Babilonia puede ser de los 144.000.»

El resto de personas, el otro grupo, «Dios les envía (Dios permite) un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.» (2 Tesalonicenses 2:11,12)

Nadie que tenga una doctrina de Babilonia puede estar en ese grupo especial, por eso el llamado es: «Salid de ella, pueblo mío» (Apocalipsis 18:4), ya que por sus «hechicerías fueron engañadas todas las naciones» (Apocalipsis 18:23)

Así que a la pregunta: «¿Por ser trinitario me voy a perder?». Juzga por ti mismo.

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