La Biblia es clara en el consumo de este animal. En Levítico 11 Dios hizo distinción de animales limpios e inmundos, declarando tal animal como inmundo.
«También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumía, lo tendréis por inmundo.» (Levítico 11:7)
Su consumo queda totalmente prohibido, no sólo para los judíos, sino también para todos los cristianos.
Ya antes del diluvio, cuando no existía el pueblo hebreo, Dios hizo separación de animales limpios e inmundos:
«De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.» (Génesis 7:2)
A la vez, el plan original de Dios, se basaba en una dieta sin el consumo de cerdo y de cualquier otro animal:
«Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os será para comer.» (Génesis 1:29)
Sabemos que esta dieta, sin carnes ni nada que proceda del animal es la mejor para el hombre, porque es la dieta que Dios dio en el Edén:
«Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.» (Génesis 1:31)
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