Cuando Dios tomo al hombre y lo puso en el huerto del Edén era para que lo labrase y lo guardase (Génesis 2:15). Este principio sigue vigente hoy en la actualidad.
A veces tomamos decisiones sobre cosas pero sin estar convencidos. Nuestro cuerpo muchas veces se dirige hacia algo pero sin tener una convicción de lo que realmente queremos. Entonces nos preguntamos: ¿Dónde está nuestra mente?