Debemos regresar a la dieta original del hombre: «Y dijo Dios: he aquí que os he dado toda planta queda semilla, que está sobre la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.» (Génesis 1:29)
Muchos autores y científicos concuerdan que si cocinamos nuestro alimento, destruimos la mitad de su valor nutritivo. Si usted se come la mitad de una zanahoria, y la otra mitad, la del tallo, la siembra, tendrá una nueva planta, viva. Pero si cocinamos la zanahoria y hacemos lo mismo, no se regenerará y no estará viva.
«Sólo el hombre, para acortar su vida, come alimento cocinado«
La vida que existe la llamamos enzimas (sustancias proteínicas que producen células vivas y que actúan como catalizadores). Por lo tanto, sin esas enzimas, que sólo vienen de “células vivas”, es imposible digerir alimento cocinado, el cual está muerto. Es importante que en cada ración de comida tengamos el 50 % de alimentos crudos, aunque lo ideal sería comer alimentos 100% crudos para mejorar nuestra salud.
Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:
No existe ningún animal, ya sea cuadrúpedo o bípedo que cocine su comida. Sólo el hombre, para acortar su vida, come alimento cocinado. Cuando cocinamos las verduras nos damos cuenta que tienen una fragancia y esa fragancia que olemos es la evaporación de las vitaminas.
Los beneficios de comer alimentos crudos. Los alimentos crudos son ricos en vitaminas, sales minerales y oligoelementos, fibra, enzimas y otros fitoquímicos que protegen la salud. Su consumo debe ser diario.
«Muchos alimentos durante el cocinado hace que se pierda o se reduzca de forma sustancial su contenido en vitaminas y antioxidantes»
Más masticación, menos hinchazón abdominal. Los alimentos crudos, para tragarse bien, requieren masticarse. Esto redunda en una mejor digestión y, en consecuencia, en una menor hinchazón abdominal y menos gases. Además, los vegetales crudos contienen enzimas que ayudan a mejorar las digestiones, por lo que combaten la dispepsia (trastorno de la digestión) y la flatulencia.
Mejora del equilibrio intestinal, mejores digestiones. Una alimentación rica en alimentos crudos y con un aporte justo de proteína vegetal favorece el equilibrio entre las distintas colonias de microorganismos que colonizan el intestino. Este equilibrio es necesario para la correcta absorción de nutrientes y la fabricación de sustancias de gran importancia, como la serotonina, un neurotransmisor cerebral relacionado con el buen estado de ánimo.
«El envejecimiento se acelera si el organismo no recibe suficientes antioxidantes»
Más energía vital. El calor al que se someten muchos alimentos durante el cocinado hace que se pierda o se reduzca de forma sustancial su contenido en vitaminas y antioxidantes, y que parte de sus sales minerales queden disueltas en el caldo de cocción. Aunque hay excepciones (como el tomate, cuyo licopeno antioxidante es más activo cuando el tomate se ha cocinado). En general, los alimentos crudos contienen una mayor densidad de nutrientes reguladores. Estos nutrientes están implicados en procesos de obtención de energía, mediante un mayor y mejor aprovechamiento de los nutrientes (hidratos, proteínas, grasas). El resultado es un organismo más nutrido, con más vitalidad y energía.
Freno al envejecimiento. El reloj biológico no se para, envejecemos cada segundo, cada minuto que pasa. Pero el envejecimiento se acelera si el organismo no recibe suficientes antioxidantes que compensen la acción oxidante del oxígeno que respiramos y de los radicales libres, producto del metabolismo o de la exposición ambiental (al tabaco, la polución, la exposición al sol, etc). Los alimentos más antioxidantes son ciertos vegetales crudos (remolacha, espinacas, col rizada y toda verdura de hoja verde). Estudios realizados por el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) en el Centro de Investigación sobre nutrición humana de la Universidad de Tufts, en Boston, sugieren que consumir las frutas y verduras más antioxidantes ayuda a ralentizar el proceso de envejecimiento en el organismo y en el cerebro, relacionado con el Cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las degenerativas, como el Parkinson o el Alzheimer.
Equilibrio entre sodio y potasio. Los estudios sobre hábitos alimentarios nacionales e internacionales confirman un consumo excesivo de sodio -casi duplicado- con respecto a las necesidades nutricionales, estimadas en 2,4 gramos diarios. Los vegetales crudos son una excelente fuente natural de potasio, elemento mineral que debe estar en equilibrio con el sodio para contrarrestar los efectos patológicos de este último en el aparato circulatorio.
Estreñimiento. El malestar mejora si se toman alimentos crudos ricos en fibra, que acelera el movimiento intestinal, capta agua, aumenta el volumen fecal y favorece la evacuación. La fibra también ayuda a controlar mejor la glucemia y el peso corporal, por lo que los alimentos crudos han de estar presentes a diario en los menús de las personas con diabetes y con obesidad.
Viendo la importancia del alimento crudo, podemos decir que Dios tienen toda la razón al dar la dieta en el Génesis, para conservar nuestra salud.
Las ensaladas, (de verduras y futas), los germinados y los zumos de vegetales son el verdadero alimento para nuestras células. No es recomendable mezclar frutas con verduras, tampoco frutas con cereales, ya que esto produce fermentación en nuestro intestino. Podemos comer las frutas preferiblemente en las horas de la mañana, antes del desayuno.
“Que tu alimento sea tu medicina”
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