¿Cómo reprendemos?

«Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús» (Hechos 4:13)

Hay maneras de dar un mensaje, y MANERAS DE DAR UN MENSAJE, y en Pedro y Juan vieron que sus maneras de dar el mensaje no era en minúscula, sino en MAYÚSCULA.

Cristo cuando reprendía lo hacia con amor, y aun emplear palabras duras, su expresión y su mirada denotaban amor hacia aquellos que eran reprendidos. En él no se demudaba el rostro en ira como se le demudó a Nabucodonosor (Daniel 3:19), ni se airaba en un sentimiento de odio hacia quienes se le burlaban o desobedecían, sino que su «mirada […] hablaba de compasión divina y de amor indecible» (Cristo Nuestro Salvador, 44.7).

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

En Pedro y Juan reconocieron esa expresión de su Señor, no solamente era el denuedo con el que hablaban, sino que sus rostros reflejaban a Cristo y mostraban que habían andado con él.

Nosotros podemos tener capacidades extraordinarias y hacer largas argumentaciones alzando la Biblia en alto, ¿pero qué dice nuestro rostro? ¿Mostramos a Jesús? Absolutamente no.

Pero gracias a Dios por su Palabra, la cual nos muestra un hombre con mucho temperamento como Pedro, y como se volvió manso y humilde como Cristo, hasta el punto de que reconocían que había estado con Jesús, dándonos ánimo en los momentos de flaqueza.

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