Decidimos pecar

Tener tendencia al mal no implica pecar, sino propensión, inclinación o disposición natural hacia lo malo. En esta naturaleza los 144.000 obtendrán victoria sobre todo pecado, ya que la naturaleza en la que venimos al mundo, naturaleza caída, no determina que pequemos, ya que el pecado es fruto de una decisión:

«Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.» (Santiago 4:17)

Ser tentado no es pecado, tener tendencia al mal no es pecado, tener naturaleza pecaminosa no es pecado:

«Cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.» (Santiago 1:14)

Pecado es cuando decidimos inclinarnos hacia los deseos de la carne:

«Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.» (Santiago 1:15)

Tener tendencia al mal, tener naturaleza pecaminosa y ser tentado no tiene nada que ver con nuestra voluntad, sino que es algo que como humanos heredamos desde que Adán pecó en el Edén:

«He aquí, en maldad he sido formado,Y en pecado me concibió mi madre.» (Salmos 51:5)

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Cuando el salmista dice que «en pecado me concibió mi madre» no está hablando de que somos pecadores justamente al nacer (pecado original), sino que nacemos con los deseos de la carne, con esa tendencia a lo malo, y nada de eso se elige, sino que se hereda y estará con nosotros hasta la segunda venida (1 Corintios 15:51).

Cristo vino con nuestra misma naturaleza

La diferencia entre él y nosotros es que él siempre tomó decisiones buenas y correctas: decidió no pecar. Sin embargo nosotros somos seducidos y consumamos el pecado (Santiago 1:15) una y otra vez.

La diferencia entre Cristo y nosotros (aparte de las decisiones que tomó en su vida) es que él vino lleno del Espíritu Santo, así como nosotros -cuando nacemos de nuevo- somos llenos de su Santo Espíritu, sin embargo, cuando rechazamos permanecer en Cristo, pecamos.

Y como decía al principio, los 144.000, en una naturaleza caida, pecamimosa y con tendencia al mal, vivirán sin pecado y sin mediador, tomando siempre decisiones correctas ante la tentación, así como Cristo lo hizo por 33 años y medio.

Suscríbete a nuestro canal de Youtube:

Síguenos en Facebook:

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*