Padre Eterno e Hijo Eterno

Me estoy dando cuenta de algo, y es que cuando Esteban fue llevado ante el concilio le acusaron de decir cosas que no decía. En el caso de muchos no hay acusación, pero se parte de un punto errado, y es el de hacernos decir cosas que no decimos: «Que Cristo es creado». Cristo NO es creado, y la diferencia entre creado y engendrado es abismal.

Se usa el argumento de Isaías 9:6 para decir que el Hijo es eterno, pero el propio versículo lo llama también Padre. ¿El Hijo es Padre? Según la argumentación de Isaías 9:6 el Hijo es también Padre, pero esto atentaría incluso contra la creencia actual adventista que declara que el Hijo no es el Padre.

«A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido hecho igual al Padre»

Simplemente el versículo está diciendo lo que Jesús confirmo más tarde:

«El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 14:9), por esto se lo llama Padre Eterno, porque el Hijo viene a mostrarnos y a que conozcamos al verdadero Dios (Juan 17:3).

Nosotros no negamos la divinidad de Cristo ni lo hacemos un Dios menor, simplemente entendemos que el Padre le dio potestad para ser hecho igual a él. El Padre entroniza a su Hijo y le da a compartir el trono que antes sólo pertenecía al Padre, y ese trono sólo puede ser compartido por uno «igual a él» (Manuscrito 49, 1906), o sea, uno que sea de su misma sustancia y naturaleza, y este únicamente es el Hijo, nadie más.

Ellen White lo explica muy bien:

«Dios es el Padre de Cristo; Cristo es el Hijo de Dios. A Cristo ha sido dada una posición exaltada. Ha sido hecho igual al Padre. Todos los consejos de Dios están abiertos para su Hijo.» (Joyas de los Testimonios, tomo 3, pág. 266.3)

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

El Padre lo exalta a su diestra una vez es engendrado y lo pone en una posición de igualdad con él:

«El gran Creador convocó a las huestes celestiales para conferir honra especial a su Hijo en presencia de todos los ángeles. Este estaba sentado en el trono con el Padre, con la multitud celestial de santos ángeles reunida a su alrededor. Entonces el Padre hizo saber que había ordenado que Cristo, su Hijo, fuera igual a él; de modo que doquiera estuviese su Hijo, estaría él mismo también. La palabra del Hijo debería obedecerse tan prontamente como la del Padre.» (Historia de la Redención, pág. 13.2)

Por esta razón en Juan 17:3 se lo llama al Padre «único Dios verdadero», porque es por medio «del cual proceden todas las cosas», incluso el Hijo procede del Padre, «no por creación, como los ángeles, ni por adopción como los pecadores arrepentidos, sino» que procede del Padre como «Hijo engendrado a la expresa imagen del Padre» (Señales de los Tiempos, 30 de mayo de 1895).

«Cristo es el divino Hijo, y el Único igual con el Padre»

Por esta razón Hebreos 1:5 el propio Dios y Padre declara:

«Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy», y si te fijas, esto es antes de que «introduce al Primogénito en el mundo» (Hebreos 1:6).

La palabra usada para «engendrado» es:

γεννάω [gennáo] de una variación de G1085; procrear (propiamente del padre, pero por extensión de la madre); figurativamente regenerar: engendrar, dar a luz, nacer, nacimiento, concebir.
Cognado: G1080, G1081, G1084, G313, G738.

Ningún ser es engendrado del Padre, únicamente el Hijo, por lo tanto es el único que tiene naturaleza divina y comparte todos los atributos de la Deidad (Colosenses 1:19). A la vez es el único que puede ser llamado Dios (Hebreos 1:8) y que comparte el mismo nombre, Jehová:

«Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos» (Isaías 44:6)

«He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.« (Éxodo 23:20)

«Hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.» (Hebreos 1:4)

De hecho Ellen White dice de él:

«Cristo es el divino Hijo, y el Único igual con el Padre« (Manuscrito 49, 1906).

No hay otro igual al Padre, únicamente el Hijo.

¿Por qué? Porque el Padre así lo ha querido, pero es algo que los ángeles desleales no quisieron comprender, por eso se rebelaron contra la autoridad del Hijo:

«Estaban descontentos y se sentían infelices porque no podían indagar en su inescrutable sabiduría ni averiguar sus propósitos al exaltar a su Hijo y dotarlo de poder y mando ilimitados. Se rebelaron contra la autoridad del Hijo.» (Historia de la Redención, pág. 15.1)

«Los ángeles leales trataron de reconciliar con la voluntad de su Creador a ese poderoso ángel rebelde. Justificaron el acto de Dios al honrar a Cristo, y con poderosos argumentos trataron de convencer a Lucifer de que no tenía entonces menos honra que la que había tenido antes que el Padre proclamara el honor que había conferido a su Hijo.» (Historia de la Redención, pág. 15.2)

Si os fijáis, es el Padre quien confiere honor y gloria a su Hijo, por eso el Hijo está a la diestra del Padre y no el Padre a la diestra del Hijo. Porque quien da honor, gloria y exalta a una posición igual a él es el Padre al Hijo y no a la inversa.

Cuando se pone a alguien a la diestra es para conferir honor:

«Y pondrá las ovejas a su derecha… Entonces dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo» (Mateo 25:33,34)

Por eso José puso su diestra sobre Efraín y no sobre Manasés (Génesis 48:13,14)

«Yo soy; y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios« (Marcos 14:62).

Esta posición que el Hijo recibe no fue bien recibida por Lucifer ni sus ángeles, ellos argumentaron que no debía ser adorado, y seguramente entre ellos dirían que era un «dios menor», pero los ángeles leales miraban de reconciliarlos:

«Cristo fue el único Hijo engendrado de Dios, y Lucifer… se levantó en una guerra por el asunto»

«Argumentaron que el hecho de que Cristo recibiera honores especiales de parte del Padre en presencia de los ángeles no disminuía la honra que Lucifer había recibido hasta entonces.» (Historia de la Redención, pág. 15.2)

Si nos fijamos, el hecho que se le haya dado honores especiales no lo hace inferior a su Padre, sin embargo los ángeles que cayeron poco después argumentaban que sí y por eso no querían adorarlo:

«Jamás se postraría para adorar servilmente al Hijo de Dios» (Historia de los Patriarcas y Profetas, pág. 19)

¿Y sabéis por qué jamás se postraría ni él ni sus ángeles a adorar a Cristo? Porque no lo consideraban Hijo de Dios:

«El hecho que los ángeles [caídos] querían ocultar era que Cristo es el unigénito Hijo de Dios, y por eso llegaron a la conclusión de que no tenían por qué consultar a Jesús.» (Carta 42, del 29 de abril de 1910)

Pero sabemos que «Cristo fue el único Hijo engendrado de Dios, y Lucifer, ese ángel glorioso, se levantó en una guerra por el asunto, hasta que tuvo que ser arrojado a la tierra» (Manuscrito 86, 21 de agosto de 1910, párrafo 30).

Satanás trabaja hoy con el mismo propósito, exactamente igual pero en otra esfera. Él ya no tiene que engañar a los ángeles, sino a los humanos. En el cielo declaraba que Cristo no era Hijo de Dios, y hoy en la tierra, aparte de decir que no es Hijo literal de Dios, declara que no es Hijo de Dios en la tierra, y esta es «una de las características principales de los maestros espiritistas. Se niegan a reconocer a Cristo como el Hijo de Dios« (Patriarcas y Profetas, pág. 674.3)

El primer paso fue negar en los atrios celestiales que Cristo era Hijo de Dios, y hoy utiliza el mismo argumento, exactamente el mismo. Una vez ha convencido que no es Hijo literal del Padre, el siguiente paso es más fácil, negar que es Hijo de Dios aquí en la tierra. Pero la sierva del Señor nos dice:

«En su humanidad, [Cristo] era participante de la naturaleza divina. En su encarnación ganó en un nuevo sentido el título de Hijo de Dios. […] Si bien era el Hijo de un ser humano, llegó a ser en un nuevo sentido el Hijo de Dios. Así estuvo en nuestro mundo: el Hijo de Dios, y sin embargo unido a la raza humana por su nacimiento.» (Mensajes Selecto, Tomo 1, 265.2)

Por eso cuando Satanás tentó a Cristo en el desierto le decía:

«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan… Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra.» (Mateo 4:3,6)

Satanás estaba tentando a Cristo por dos lados, poniendo en duda el engendramiento del Hijo del Hombre en la tierra y negando el engendramiento del Hijo de Dios en el cielo.

Este tema es tan extenso que uno no se lo termina, y al final hilando e hilando toda la Biblia armoniza, juntamente con todo el Espíritu de Profecía sin que haya cabos sueltos.

Pedimos en oración que Dios dé entendimiento sobre este tema y que quien lo entienda pueda ser luz a otros que andan en tiniebas. Dios os bendiga.

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