Un problema urgente

Abrí el sobre, asombrado en el momento de lo que el contenido podría ser. La carta llegó al correo esa mañana. La estampilla me decía que la carta procedía del interior de mi propio país, el sello postal indicaba la ciudad, pero el manuscrito no declaraba de inmediato al escritor.

Abrí el sobre y comencé a leer:

“Estoy completamente perpleja acerca de mi experiencia cristiana que no sé cuál camino tomar, y necesito desesperadamente ayuda. Pienso algunas veces que sería más fácil renunciar, pero no puedo hacer esto, porque hay algo que parece detenerme. Pienso en aquellos días antes de que el mensaje de libertad viniera a mí y recuerdo la triste experiencia de lucha y fracaso. Luego vino la luz sobre cómo eliminar la vieja vida y reemplazarla por una nueva vida. Me alegré cuando experimenté salvación de mis pecados y positivamente pude testificar que los problemas que me perturbaban por años desaparecieron para siempre. Pero, mientras algunos pecados desaparecieron, otros han permanecido para hostigarme. Yo no puedo entender esto. ¿Por qué Dios quitó algunas cosas y con todo dejó otras? Yo no pongo en duda mi experiencia, pero después de todo llego a creer que no fui verdaderamente nacida de nuevo. Cuando trato de repetir la experiencia del nuevo nacimiento para que todos estos problemas terminen y sea dejada libre totalmente de pecado, no lo puedo lograr. Todo lo que me pareció tan claro y simple algunos meses atrás, ahora se deshace en un revoltijo de confusión. ¿Qué haré? Después de todo, ¿he de estar perdida?.»


Aun cuando la escritora pensaba así, nada había de singular acerca de la situación que ella estaba pasando. Esta es una escena típica en el desarrollo espiritual, aunque el trauma de eso es completamente innecesario. Si la persona que ha sido introducida al mensaje de liberación del pecado es cuidadosamente instruida en lo que se espera durante las semanas subsecuentes, entonces no sufrirá ninguna perplejidad cuando la situación predicha se desarrolle. Ella no sabrá cómo hacer frente a esto. No obstante, suficientemente curioso, aun cuando algunos son fielmente instruidos con relación a esto, cuando ésta viene, son todavía perturbados y confundidos.

La razón de esta dificultad es que muchos tienen el concepto equivocado de que el nuevo nacimiento es la solución entera al problema del pecado, mientras que en hecho, no lo es. Es una completa solución a un problema de pecado, pero no lo es para todos ellos. Por lo tanto, no es únicamente el trabajo de gracia para ser llevado a cabo antes de ser lograda la idoneidad para el cielo.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

La persona que sale a dejar atrás la condición pecadora de su vida y entra en una obra sólida de preparación para el reino de los cielos, pronto descubre que está confrontando con una tarea que no puede ser terminada en un día. Ella aprende nuevamente la verdad de que es completamente fácil destruir, pero lento y difícil de reconstruir. Ella aprende también que los que se lancen con tenacidad e inteligente perseverancia hacia la lucha, en el fin recibirán la corona de vida y un lugar en las glorias de un día sin fin.

La falta de claridad de compresión en la mente de la mayoría en cuanto a lo que es exactamente la obra y cómo ha de ser hecha, está impidiendo y complicando su progreso. Por consiguiente, existe incertidumbre, errores innecesarios, gastos de valioso tiempo y esfuerzo en la posición y forma equivocadas, y otras complicaciones de infortunio. Esto es desanimador, y ha de ser lamentado y evitado si es posible. Sin duda sería el deseo de todo individuo que busca ser con sinceridad un verdadero y ferviente hijo de Dios.

Mucha de la dificultad experimentada por el cristiano verdaderamente nacido de nuevo, no es debido a que le falta el deseo de servir a Dios, o el nuevo corazón, sino porque no entiende exactamente lo que es la obra que sigue a la conversión inicial. Hasta que él comprenda, tendrá angustias y problemas, y habrá fricción entre él y los demás en la familia de Dios, justamente como fue entre los hombres que estuvieron más cerca y fueron los más preciados por Cristo. Además, el diablo sacará ventaja de esta situación para traer desánimo y perplejidad a los hijos de Dios.


Semejante situación no necesita existir para ninguno de nosotros. Hay amplia instrucción en las Escrituras para librarnos de estos problemas si sólo pueden ser entendidos.

Es importante que todo creyente conozca con certidumbre a dónde dirigir sus esfuerzos en la obra de santificación, y cómo afrontar mejor las tentaciones y acusaciones del enemigo.

(Extracto del libro «Reavivamiento y Reforma» de F. T. Wright)

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