Debatimos muchos sobre temas religiosos en Facebook. Solemos llenarnos de argumentos, versículos bíblicos, citas del Espíritu de Profecía, para dar respuesta a un debate en el cual queremos salir como vencedores. Pasamos horas y horas debatiendo, ya no por la verdad o para que el nombre de Dios sea vindicado, sino por una cuestión de orgullo, y para demostrar a nuestro «adversario» que nosotros estamos en la verdad y él en el error.
¿Pero cuánto de lo que publicamos es una realidad en nuestras vidas?
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tienen mucha razon hnos. bendiciones!
Eso creemos! Bendiciones!