Habrá alborotos

«Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos; principios de dolores son éstos». (Marcos 13:8)

Lo que sucedió en Latinoamérica, pero no solamente ahí, sino en Hong-Kong, Alemania, España, Estados Unidos, no es más que una de las señales que Jesús mostró a sus discípulos cuando estos le preguntaron:

«¿Qué señal habrá de tu venida?» (Mateo 24:3)

La palabra «alboroto» tiene varias traducciones en el griego original (en el cual fue escrito el Nuevo Testamento), y cada una de ellas amplía un poco más el panorama visual de dicha palabra.

«Lo que está sucediendo hoy en muchos lados del Planeta son parte de esas señales, pero recordemos dos cosas: «no os turbéis… aun no es el fin»

Alboroto: [G5016] ταραχή (tarajé): Disturbio, agitación, o (de una chusma) sedición: movimiento, alboroto.

Originariamente de la palabra [G5015] ταράσσω (tarásso): Remover o agitar, alborotar, conmover, conturbar, inquietar, perturbar, sobrecoger, turbar.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Y a la vez con conexión a la palabra [G5017] que además de muchas de las definiciones ya mencionados, traduce dicha palabra de este modo:

τάραχος (tárajos) [G5017]: Tumulto (popular).

«Lo sucedido en todos estos lugares son señales que tendrían que despertar a muchos para saber que la Venida del Señor es inminente, a las puertas.»

Así que de la palabra «alboroto» mencionada en Marcos 13:8 podemos ver la amplitud de sinónimos que se pueden aplicar dentro del contexto de este versículo:

«Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos, (disturbios, agitación, sedición, movimientos [populares], conmociones, etc.); principios de dolores son éstos». (Marcos 13:8)

Lo que está sucediendo hoy en muchos lados del Planeta son parte de esas señales, pero recordemos dos cosas: «no os turbéis… aun no es el fin» (Marcos 13:7); y no estamos llamando a esa falsa paz que menciona Pablo en 1 Tesalonicenses 5:3 y que muchos augurarán. Ni tampoco somos de aquellos que tiene la venida del Señor como por tardanza (2 Pedro 3:9), pero Dios tiene un tiempo.

Lo sucedido en todos estos lugares son señales que tendrían que despertar a muchos para saber que la Venida del Señor es inminente, a las puertas, y que como pueblo de Dios tendríamos ya que estar viviendo en el campo y preparándonos para lo que tiene que suceder en el mundo entero, especialmente en las ciudades.

No hay que huir, pero si que hay que salir de las ciudades, donde podamos ejercitar la fe, donde dependamos completamente de Dios; lugares alejados de esos tumultos y agitaciones populares que pueden sobrevenir en cualquier momento.

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