La rebelión de Coré y la ordenación de la mujer

El tema de la ordenación de la mujer está intrínsecamente relacionado con la rebelión de Coré en el libro de Números y con la rebelión de Lucifer en el cielo. Dios eligió a Moisés para ser líder de Israel, representaba al Rey, a Dios Padre, mientras que Aarón fue elegido por Dios como portavoz de Israel, siendo el sacerdote y representando al Hijo de Dios como sumo sacerdote de la humanidad.

Coré era de la tribu de los Levitas y Dios comisionó a esa tribu con unas funciones específicas apartándolos para el ministerio con la imposición de manos. Los levitas no eran sacerdotes ni podían serlo. Sus funciones eran suministrar la música, tanto coral como instrumental, montaban y desmontaban el santuario, llevaban el arca, guardaban el templo, desollaban a los animales, instruían a Israel, etc., pero nunca fueron comisionados para el sacerdocio.

El hecho de que no fueran comisionados para el sacerdocio no tenía nada que ver con la capacidad o habilidades. Seguramente había levitas mucho más capacitados que muchos de los sacerdotes, pero Dios no los apartó para el sacerdocio, sino para cuestiones relacionadas con el Santuario tal y como hemos explicado.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

La rebelión de Coré fue una representación a escala mundial de lo que ocurrió en el cielo con la rebelión de Lucifer ante Dios. Lucifer fue comisionado, al igual que los levitas, para la música: «los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación» (Ezequiel 28:13), sin embargo buscó una cualificación superior, un puesto más elevado, un nuevo oficio que Dios no le había otorgado y lo que empezó con una rebelión secreta contra Cristo, terminó con una rebelión abierta contra Dios. Asimismo hizo Coré contra Moisés y Aarón.

No es una cuestión de si la mujer está capacitada o no lo está. Os aseguramos que hay mujeres mucho más capacitadas que pastores para poder hacer las labores, pero no es el lugar que Dios ha puesto a la mujer, sino que la función de la mujer es la función que tenían los mismos levitas y la función de los pastores es la función que tenían los sacerdotes.

La ordenación de la mujer está también intrínsecamente relacionada con el matrimonio y las funciones de los dos sexos. Del mismo modo que Dios Padre es cabeza de Jesús, el hombre es cabeza de la mujer y el pastor cabeza de su iglesia. Jesús recibió las órdenes de su Padre, sometiéndose a él. ¿Esto hacía inferior el Hijo de Dios? No, en absoluto. Sólo que en jerarquía el Padre estaba (y está) por encima del Hijo.

Si quieres saber más sobre este tema, puedes escuchar este corto audiolibro clicando AQUÍ.

«El Hijo de Dios era el segundo en autoridad después del gran Legislador» (Exaltad a Jesús, 18.2)


En Colosenses 3:18 dice: «Casadas, estad sujetas a vuestros maridos«. Seguidamente dice: «Maridos, amad a vuestras esposas«. Cristo se sometió a la voluntad del Padre porque sabía que su Padre lo amaba, así mismo la mujer puede someterse a su marido si su marido la ama, porque la voluntad de la mujer será la voluntad del marido del mismo modo que la voluntad del Hijo era la voluntad del Padre.

Hay dos ministerios, el de piedad y el de iniquidad. El de piedad es cuando Jesús se despoja de la divinidad y se vuelve siervo humillándose a sí mismo para luego ser exaltado, es decir, baja y luego sube; y el de la impiedad es cuando Lucifer se exalta a sí mismo deseando unas funciones que no le han sido encomendadas para luego ser enviado al seol, es decir, sube y luego baja.

Dios ha dado funciones diferentes a hombres y mujeres dentro del matrimonio como dentro de la iglesia, y repetimos, no es cuestión de habilidad, de capacidad y oficio, sino de mantener el orden establecido por Dios para mantener el orden.

Recordemos que Dios es un Dios de orden.

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