Ídolos en forma de…

«Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón.» (Éxodo 32:2,3)

Pero, ¿qué hacía el pueblo de Dios con zarcillos en sus orejas?

Después de cuatrocientos años de habitar en Egipto, el pueblo de Israel había adoptado las formas y costumbres de los egipcios, costumbres paganas e idolátricas, de las cuales ya Dios había ordenado a Jacob que se apartaran y desprendieran de ellas:

«Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. […]Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem.» (Génesis 35:2,4)

«Cuánto es lo menos que puede hacer por Dios, y todavía ir al cielo«

¡Que contraste entre Jacob y Aarón! Jacob cogió los zarcillos y «los escondió debajo de una encina», sin embargo Aarón «los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición.» (Éxodo 32:4)

Cuando Jacob mandó sacar todos los dioses ajenos que tenía su familia; ellos, aparte de sacar los ídolos (figuras que tenían), interpretaron como ídolos también los zarcillos que llevaban puestos. Y ahora fijémonos como interpretaron el becerro de oro los israelitas:

«Entonces dijeron: «Israel, éstos son tus dioses, que te sacaron de Egipto» (Éxodo 32:4)

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Es interesante notar que Aarón hizo de todos los zarcillos UN (en singular) becerro de oro, sin embargo los israelitas declararon: «ESTOS SON TUS DIOSES» (en plural), cuando sólo había un dios, un becerro de oro.

Para ellos, todos esos zarcillos eran ídolos que tenían y que arrastraban de Egipto, pero, ¿qué son para nosotros?

Muchos se preguntarán a sí mismos: «¿Qué hay de malo en llevar un anillo? ¿Acaso Dios me dejará fuera del cielo por el solo hecho de usar esta pequeña joya?».

Cabe notar que la pregunta de la persona que lleva el anillo sólo tiene interés en saber cuánto es lo menos que puede hacer por Dios, y todavía ir al cielo. Sin embargo su actitud refleja un deseo legalista de hacer las cosas, como preguntándose: «¿Cuánto tengo que hacer a fin de permanecer como un hijo de Dios?», sin hacerse la pregunta correcta, la cual seria: «¿Cuánto puedo hacer para agradar a Jesús a quien amo?«.

«El futbol, películas, o mil y una cosas más, no dejan de ser ídolos que toman la forma de ese becerro de oro»

Los israelitas amaban más sus zarcillos de oro que a Dios, y aunque sus ídolos tomaron forma de becerro, aun eran «sus ídolos» (Éxodo 32:4).

Ellos antepusieron esos zarcillos y joyas a Dios, y nosotros, llamémosle zarcillo, futbol, películas, o mil y una cosas más, no dejan de ser ídolos que toman la forma de ese becerro de oro y lo anteponemos a Dios.

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