«Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego.» (Apocalipsis 1:14)
Esta descripción de Cristo que nos da Juan en el Apocalipsis nos describe al Hijo de Dios con los ojos como llama de fuego. Ahora bien, sabemos que el hombre fue hecho a imagen del Padre y del Hijo (Génesis 1:27), pero, ¿será que Cristo tendrá los ojos como llama de fuego? ¿O es una figura de algo?
Pablo, nos dice algo muy interesante acerca de los mensajeros celestiales:
«Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego.» (Hebreos 1:7)
«Cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego« (2 Tesalonicenses 1:7,8)
A la vez, Ellen White escribe:
«Conducido por la mano de los ángeles, vió a los mensajeros de la ira divina hacer caer las llamas de fuego que consumieron a los habitantes de aquella ciudad altamente favorecida» (Testimonios Selectos, Tomo 5, 46.1)
Sabemos también que estas llamas de fuego que consumieron a los habitantes de las ciudades de la llanura eran ángeles:
«Algunos ángeles fueron enviados por segunda vez a fin de hablar con Abrahán mientras iban en camino para destruir Sodoma» (La Historia de la Redención 80.3)
Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:
Tanto la Biblia como el Espíritu de Profecía describen esas llamas de fuego como ángeles de Dios, ¿y los ojos?
«[Los] ángeles descargan de sí mismos el áureo aceite de la verdad en el corazón«
En Apocalipsis 5:6, otra vez Juan nos describe a Cristo como un Cordero con siete ojos:
«Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.» (Apocalipsis 5:6). Estos siete ojos los vemos también en Zacarías 3:9. Describiendo a Cristo, nos dice que «sobre esta única piedra hay siete ojos«. Y ampliando la visión de Josué, pero ahora dirigida a Zorobabel, Zacarías escribe: «Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.» (Zacarías 4:10)
«Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él» (Zacarías 4:2)
Y ocho versículos mas adelante nos dice quien son estos siete tubos:
«Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.» (Zacarías 4:10)
Los tubos son el conducto, el medio por el cual nos llega el aceite áureo, y son los siete ojos de Jehová de la piedra: los ángeles.
«Entonces, desde los santos que están en la presencia de Dios, su Espíritu se imparte a los instrumentos humanos que están consagrados a su servicio.» (Review & Herald, 16 de Enero de 1908)
«Se le da a cada hombre una medida del Espíritu para que se beneficie. A través del ministerio de los ángeles, el Espíritu Santo puede actuar sobre la mente y el corazón del agente humano.» (The Youth’s Instructor, 5 de Julio de 1894)
«Sepa cada hombre que se presenta en el púlpito que tiene ángeles del cielo en su auditorio. Y cuando estos ángeles descargan de sí mismos el áureo aceite de la verdad en el corazón del que está enseñando la Palabra, entonces la aplicación de la verdad será un asunto solemne, serio. Los angélicos mensajeros eliminarán el pecado del corazón, a menos que la puerta del corazón se cierre y Cristo sea rechazado. Cristo se alejará de los que persisten en rehusar las bendiciones celestiales que tan liberalmente se les ofrecen.» (Testimomios para los Ministros, 337.2)
Estos ojos son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. Muchos alegan que estos siete espíritus son el Espíritu Santo bajo un concepto trinitario, vinculándolos a «los siete espíritus que están delante de su trono» [el de Dios] (Apocalipsis 1:4), en un intento de enseñar que en el capítulo 1 de Apocalipsis se encuentra la Trinidad, pero nada hay más lejos de la realidad. Estos siete espíritus que están delante del trono de Dios; estos siete espíritus que son enviados por toda la tierra; estos siete ojos de Jehová, no son más que ángeles, los cuales nos traen el Espíritu Santo: el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo, la presencia del Padre y del Hijo.
Veíamos anteriormente que Pablo describe a los ángeles como llama de fuego, ¿pero será que ellos son los ojos de Dios como estamos diciendo?
«Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.» (Proverbios 15:3).
«[Los ángeles] Reciben la gracia de Cristo para impartirla a los hombres.»
Sabemos que tanto el Padre como el Hijo están en el cielo, pero también sabemos que los ángeles son los encargados de tomar registro de todas nuestras acciones, buenas o malas, y anotarlas en los libros del cielo:
«Los agentes angélicos son mensajeros del cielo, que ascienden y descienden realmente, manteniendo a la tierra en constante relación con el cielo. Esos mensajeros angélicos están observando todo nuestro proceder.»
(Mensajes Selectos, Tomo 1, 112.2)
«Los ángeles observan todo acto nuestro» (Reflejemos a Jesús, 242.2)
«En el registro de los ángeles de Dios consta toda mirada, toda palabra insultante y toda crueldad que tuvieron entonces por blanco la persona adorada de su Señor» (Cristo Nuestro Salvador, 107.2)
No cabe duda que los ángeles son los ojos de Dios, los cuales observan nuestro proceder y toman nota de toda palabra ociosa, de todo pecado cometido, pero también de toda acción proveniente de un corazón puro. A la vez son espíritus, ministros como llama de fuego, por lo tanto, esos ojos como llama de fuego que nos describe Juan se refiere a los ángeles de Dios.
«He aquí, los ojos del Señor están sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia» (Job 34:21). «Porque sus ojos observan los caminos del hombre, y Él ve todos sus pasos.» (Proverbios 15:3). «En todo lugar están los ojos del Señor, observando a los malos y a los buenos.» (1 Pedro 3:12) «Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oidos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.» (Salmos 33:18)
«Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios […] y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos…» (Apocalipsis 4:5,6)
Los ángeles, los siete espíritus de Dios, las llamas de fuego, los siete ojos de Jehová son los ángeles de Dios, los cuales están delante del trono de Dios, «reciben instrucción procedente del trono de Dios para colaborar con los instrumentos humanos. Reciben la gracia de Cristo para impartirla a los hombres.» (Manuscrito 165, del 13 de diciembre de 1898)
«[Cristo] Se vació a sí mismo de su gloria para poder llenar a sus creyentes con su Espíritu»
Y esta secuencia que va del Padre y del Hijo a los ángeles, y de los ángeles a los hombres es la que Juan, en Apocalipsis 1:1, nos muestra:
«La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.«
Como dicen por ahí, el mensaje de la Biblia es claro, y nosotros decimos que ella se interpreta por sí misma. Lejos de un ser independiente, co-eterno y co-igual al Padre y al Hijo llamado Dios Espíritu Santo, está el ministerio de los ángeles que son el medio que Dios tiene para impartirnos el Espíritu de Cristo.
«Cristo es la fuente de la cual sus trabajadores deben recibir el aceite de gracia que les permite llevar adelante su obra. Se vació a sí mismo de su gloria para poder llenar a sus creyentes con su Espíritu, lo que les daría poder y eficiencia.» (Carta 67, 25 de Abril de 1902)
Y todos los que tienen el Espíritu de Cristo oirán esto, y lo creerán. Pero «aquellos que tienen otro espíritu resistirán y se convertirán en trabajadores con poderes que no se relacionan con Cristo, sino que se dispersan en el extranjero.» (Manuscrito 52, 1 de Mayo de 1898)
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