
Dios dice en Levítico 19 (versículo 18), que no debemos hacernos rasguños en nuestra piel, ni imprirnos en nuestro cuerpo ninguna señal.
El hombre fue hecho a imagen de Dios (Génesis 1:27) y había de llevar su imagen, tanto en la semejanza exterior, como en el carácter.
Dios nos pide que seamos santos así como él es santo (Levítico 19:2). Desea que su pueblo escogido sea distinto a los demás pueblos en cuanto a vivir una vida santa, apartada de todo lo que no le agrada.
Muchos se excusan en que a Dios sólo le importa nuestro corazón y no la imagen exterior. (Marcos 7:15)
Sin embargo la Biblia nos dice que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19), que somos cartas leídas (2 Corintios 3:2) y que debemos de preocuparnos por cómo nos mostramos ante los demás (1 Timoteo 3:2-7; 1 Timoteo 2:9,10)
Recuerda que la mayoría no siempre tiene la razón.
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