¿Bajo la ley o bajo la gracia?

“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.(Romanos 6:14)

Con esta frase, Pablo estaba diciendo que los cristianos no están bajo la ley como un camino de salvación, sino bajo la gracia. La ley no puede salvar a un pecador, ni puede poner fin al pecado o a su dominio. La ley revela el pecado, “ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él, porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado(Romanos 3:20), y debido a la pecaminosidad del hombre, la ley agranda, por así decirlo, la transgresión, ya que “la ley se introdujo para que el pecado abundase” (Romanos 5:20).

«La suposición de que estar bajo la gracia significa […] libertad para desobedecer la ley moral de Dios con impunidad, es tergiversar completamente el propósito de Dios en el plan de salvación.»

La ley no puede perdonar los pecados ni suministra poder alguno para vencer el pecado ni la tentación. El pecador que procura salvarse por la ley sólo encontrará condenación y estará más fuertemente atado a su pecado. El hombre no puede salvarse por sus obras. El cristiano no debe de buscar la salvación de forma legalista, como si pudiera ser salvado por sus propias obras de obediencia, Pablo lo deja claro en Romanos 3:28: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.

El verdadero cristiano reconoce que es transgresor de la ley divina, que por su propia fuerza y por su voluntad, es completamente incapaz de cumplir con los requerimientos que la ley presenta, y que mirándola de forma justa, merece estar bajo su condenación, pero que por fe en Cristo se entrega a la gracia y a la misericordia de Dios. Entonces por la gracia de Dios es perdonado su pasado pecaminoso y recibe poder divino para caminar una vida nueva. Cuando alguien está “bajo la ley” el pecado continúa dominándolo a pesar de su mejores esfuerzos, porque la ley no puede liberarlo del poder del pecado, sin embargo, cuando se está “bajo la gracia”, sí.  Pablo afirma que mientras una persona esté bajo la ley, permanece también bajo el dominio del pecado, ya que la ley no puede salvarlo ni de la condenación del pecado, ni de su poder. Pero los que están bajo la gracia no sólo reciben la liberación de la condenación: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1), sino también poder para vencer: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva(Romanos 6:4). En esta forma el pecado ya no tiene poder sobre nosotros.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Una vez analizado lo que significa no estar bajo la ley sino bajo la gracia, Pablo sigue escribiendo:

“¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera” (Romanos 6:15)

Fijémonos en este versículo y el contraste con Romanos 6:1: “¿Qué pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?”. Lo que Pablo está diciendo en Romanos 6:15 es: ¿Podríamos complacernos en el pecado de vez en cuando ahora que no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? La suposición de que estar bajo la gracia significa que el creyente está ahora en libertad para desobedecer la ley moral de Dios (los 10 mandamientos) con impunidad, es tergiversar completamente el propósito de Dios en el plan de salvación. Dios, en su amor, ofreció su gracia al pecador porque éste violó la ley divina. El hombre es  liberado del dominio del pecado por la gracia de Dios, pero desobedecer la ley de Dios es convertirse nuevamente en siervo del pecado, pues la desobediencia a la ley divina es pecado ya que “todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley(1 Juan 3:4),y cualquiera que persevera en el pecado es siervo del pecado:

“Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado(Juan 8:4).

«Dios ha tenido siempre un solo medio para salvar a los hombres desde los días de Adán: por medio de la fe en el sacrificio de Cristo.»

Continuar cometiendo pecados (de presunción) después de haber aceptado la gracia de Dios que perdona y transforma, es negar el propósito básico de esa gracia que Dios nos otorga. Cualquiera que se niega a permitir que la gracia de Dios lo lleve a una obediencia cada vez más perfecta a la ley divina, está rechazando esa misma gracia y, por tanto, desprecia la liberación y la salvación.

Entendiendo este concepto podemos comprender lo que dice Santiago:

“Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovechará? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.  Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras [Y versículos siguientes hasta el 26]” (Santiago 2:14-18).

Entendiendo lo expuesto en el comentario de Romanos 6:14, podemos ver que no hay contradicción entre lo que dice Santiago y lo que dice Pablo en Romanos 3:20, sino armonía, y también entender Gálatas 2:24-27:

“De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gálatas 3:24-27)

Tanto este versículo como Gálatas 3:19 se siguen malinterpretando por no entender a Pablo en su contexto, sino por descontextualizar. Fijaos lo que dice Gálatas 3:19:

“Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador”.

Este versículo, juntamente con Gálatas 3:24-27 son usados para decir que todos los códigos y leyes revelados de forma divina en el Antiguo Testamento terminaron en el Calvario, es por eso que existe la idea en el mundo protestante que los creyentes de la época del Antiguo Testamento se salvaban por la observancia de la ley, pero que en la era cristiana se salvan por gracia mediante la fe. Este concepto es totalmente erróneo y contradice la enseñanza de toda la Escritura. Dios ha tenido siempre un solo medio para salvar a los hombres desde los días de Adán: por medio de la fe en el sacrificio de Cristo. La buena nueva de esa salvación ha sido predicada a los hombres a través de los siglos, ¿quién lo dice?

La propia Biblia: “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en lo que oyeron(Hebreos 4:2). Pablo, presintiendo que algunos de sus escritos podían dar a entender que la ley queda abolida en la cruz, aclaró: ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley(Romanos 3:31)

«Únicamente podían comprender que eran pecadores y que por lo tanto necesitaban la salvación, si llegaban a tener una muy clara visión de la ley moral de Dios.»

Pablo tampoco enseña una era de salvación anterior al cristianismo por medio de la ley, y otra era cristiana de salvación por gracia. Lo que Pablo enseña se ve cuando se tienen en cuenta los dos factores, la ley y la gracia. No hace falta que borreís o arranquéis esta página de vuestras Biblias, solamente hay que saber leerlo todo en su contexto para ver que, fe y obras, están al mismo nivel. El problema es que el Señor había dicho a los israelitas en el Sinaí que si eran obedientes a todas sus leyes, comerían del bien de la tierra y serían su pueblo para siempre, pero equivocadamente pensaron que con sus esfuerzos podían cumplir con esa obediencia, y que, por lo tanto, su esperanza de ser aceptados por Dios y de recibir una herencia siempre dependía de sus propias obras para guardar dichas leyes, y así lo entendían muchos gálatas que habían sido dominados por el punto de vista judaizante de que la ley debe cumplirse de forma legal y no a través de la fe en Cristo.

Antes de Dios dar los mandamientos en el Sinaí los patriarcas de Dios poseían en gran medida la ley moral escrita en sus corazones:

“Dijo de nuevo Dios a Abraham: En cuanto a ti, guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti por tus generaciones” (Génesis 17:9)

“Porque yo sé que mandará a su hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él” (Génesis 18:19)

“Por cuando oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes(Génesis 26:5)

Cuando Dios sacó a Israel de Egipto, el pueblo de Dios estaba empapado de paganismo e inmoralidad, habían perdido casi por completo la comprensión y conocimiento de las normas morales de Dios. Por eso, cuando el pueblo de Dios salió de Egipto el Señor les presentó las leyes morales que son la norma de su gobierno, y por medio de Moisés les dio estatutos ceremoniales que tenían el propósito de enseñar un modelo de servicio ritual que les aclaraba el Sacrificio prometido. Por esta razón y tal como dice Pablo: la ley fue añadida a causa de las transgresiones(Gálatas 3:19), “a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso(Romanos 7:13). Los israelitas, acostumbrados a los falsos conceptos religiosos de los egipcios, únicamente podían comprender que eran pecadores y que por lo tanto necesitaban la salvación, si llegaban a tener una muy clara visión de la ley moral de Dios. De este modo se le presentaron los detalles de los estatutos ceremoniales para poder ver la forma que Dios había ideado para salvarlos de sus pecados.

«De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno

La mala comprensión de Gálatas 3:19 queda totalmente fuera de lugar cuando el mismo Pablo se refiere a los diez mandamientos en repetidas ocasiones:

“Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí codicia: porque sin la ley el pecado está muerto. Y yo sin la ley vivía un tiempo, pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí. Y hallé que el mismo mandamiento era para vida, a mí me resultó para muerte; porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.” (Romanos 7:8-13).

Nosotros, como seres humanos caídos, estamos bajo la influencia del pecado. De hecho el pecado forma parte de nuestro ser, y agrada a nuestra naturaleza carnal. De manera que nuestro deseo es hacer las obras de la carne, es algo innato en nosotros, y no lo podemos cambiar por nosotros mismos. Cuando alguien nos dice: ‘‘Hijo haz esto, porque es lo bueno’’ y va en contra de nuestros deseos, endurecemos aún más el corazón, y proseguimos haciendo lo de antes, pero con más insistencia, en rebelión. Esto sucede si el Espíritu de Dios no está en nosotros apoyándonos en nuestra lucha, y aun que queramos cambiar, y sepamos en nuestra mente que es lo bueno, solos no podemos enfrentar la naturaleza que nos corroe por dentro. Es por esta razón, que en un país con tantas leyes como Estados Unidos, es donde hay mayor libertinaje. Porque uno no puede hacerlo, si antes nuestros pensamientos, deseos y propósitos no han cambiado por completo

“Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo: así que el cumplimiento de la ley es el amor(Romanos 13:9,10)

“La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios(1 Corintios 7:19)

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa: para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Efesios 6:2)

Incluso Pablo citó el libro de la ley, escrito por mano de Moisés (Levítico 26:46):

“Y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución  debida a su extravío” (Romanos 1:27)

“Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido(Romanos 7:2)

“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre(1 Corintios 5:1)

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14)

‘‘Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas’’ (Hechos 24:14)

Pablo cita del libro de la ley de Moisés, por lo tanto, si el libro escrito de la mano de un hombre seguía aún vigente en tiempos de Pablo…

¿Qué será de la ley de Dios escrita con su propio dedo en tablas de piedra?

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