Carta del diablo para los adventistas

Quien conoce la Biblia, sabe muy bien que puedo convertirme en ángel de luz (2 Corintios 11:14).

Me siento muy contento viendo a la mayoría de los Adventistas siguiendo a sus líderes y pastores en vez de seguir un «Escrito Está».

Cuanto menos oren y lean la Biblia, mejor para mí. Aunque también les incito a que la lean tanto y de una manera tan teológica, que hago que se centren en la letra y que pierdan o dejen de lado la experiencia.

Mi mayor alegría es cuando los veo reunidos en el momento de la predicación, y muchos se entretienen mirando sus celulares, otros salen para ir al baño; hago a las personas que hablen entre ellas, que se queden dormidas, se levanten en todo momento para distraer a los que ponen atención para que no se puedan concentrar.

No soporto cuando veo a los fieles cantar himnos. Pero a la vez me alegro cuando llenan el servicio de culto con tanto himno que pierden de vista la verdadera adoración y se olvidan de lo que la letra les está hablando.

A la vez he inventado un nuevo estilo de música secular con letra cristiana que los Adventistas han aceptado muy bien y estoy logrando mi propósito: Eliminar los himnos que agradan a Dios y colocar la música que me agrada a mí, que mueve los sentimientos mas no la razón.

No soporto esos libritos rojos del Espíritu de Profecía y les he hecho creer a muchos que son libros anticuados y que solo deben enfocarse en temas «Cristocéntricos», pues si estudian estos libros se percatarán de mis malas intenciones para destruirlos.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Mi fin está aparentemente cerca, por eso, si consigo que los adventistas sigan pecando, entonces puedo lograr que Cristo no regrese; por eso es que en estos últimos tiempos he trabajado mucho para llevar multitudes conmigo a perdición, y que mejor manera que desviar la mente del pueblo de Dios hacia las cosas materiales como el dinero, las modas, el entretenimiento, el cine, la TV, la música mundana, la liviandad, y a la vez hacer que permanezcan en las ciudades y sigan comiendo lo que come el mundo. Me complace mucho ver como la mayoría de los Adventistas complacen su apetito y comen carne, queso o refrescos.

Muchas mujeres Adventistas siguen mis consejos en el vestir, y si usan faldas las usan ceñidas al cuerpo, de este modo provocan a los hombres.

No me gusta cuando algunos Adventistas ayunan, y oran con fervor, pero lo que más odio es que estudien el Espíritu de Profecía, es por eso que siempre busco distraerlos: hago que les suene el celular, les pongo el deseo de ver la TV, o ver una película, los entretengo con música, o simplemente hago que pasen la mayor parte del día en las redes sociales, o simplemente les hago ver que están muy cansados y que deben descansar.

Todo esto lo hago con el propósito de que se mantengan dormidos y no se preparen para mi tan esperada «Ley Dominical» de este modo Dios no podrá sellarlos y serán míos.

(Sigan durmiendo ahi calentando bancas pero su recompensa estará segura)

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