Una y otra vez vemos, sobretodo en el AT, que Dios se comunicaba con los hombres con un «y Dios le dijo» (Génesis 3:11) o un «y Dios habló con» (Génesis 17:3), pero, ¿cómo lo hacía? ¿Usaba la telepatía? ¿Se escuchaba la voz en el cielo? ¿O será que Dios bajaba y se comunicaba él mismo en persona?
En el primer versículo del capítulo 1 del libro de Apocalipsis se nos dice que Dios, o sea, el Padre, le da la revelación a su Hijo Jesucristo, la cual es recibida por los siervos de Dios mediante los ángeles (Apocalipsis 1:1). Es decir, Dios comunicaba al Hijo el mensaje, y Cristo se lo daba a los ángeles para que ellos lo transmitieran a los hombres.
Cuando vemos al centurión romano hablar con Jesús (Mateo 8:5), vemos que no lo hace directamente él, sino que envía a unos ancianos judíos para que hablen con Cristo (Lucas 7:3,4). A la vez el centurión entiende y reconoce que Cristo es hombre de autoridad, que tiene bajo sus órdenes soldados, o sea, ángeles, que obedecen sus órdenes (Mateo 8:9), y así como en el ejército romano había una jerarquía que venía de César y esta era delegada a diferentes mandos hasta llegar al rango más bajo, en el cielo hay un orden jerárquico que pasa por el Padre, seguidamente del Hijo, para ser recibida por los ángeles, quienes lo comunican a los hombres. A la vez, la Biblia no tiene ningún problema en decir que el centurión romano habló con Jesús (Mateo 8:5,6), porque aunque no lo hizo directamente sino por medio de ancianos judíos (Lucas 7:3), es como si el propio centurión romano lo hubiera hecho. Pues así sucede con Dios, ya que lo que escucha el profeta, rey, sacerdote o siervo, aun recibirlo de los ángeles, es como si Dios mismo le hubiera hablado directamente. A la vez, hay que recordar que la palabra ángel significa mensajero, porque traían un mensaje del cielo de parte de Dios.
Ahora bien, ¿solamente era mediante los ángeles que Dios se comunicaba con los hombres? No. Cristo mismo, en todo el AT, se manifestaba a los hombres y hablaba con ellos (Génesis 32:28; Oseas 12:4), y es por esta razón que a Cristo, en varias ocasiones, se lo llama el Ángel de Jehová (Éxodo 3:2), o sea, el mensajero de Jehová.
Recuerda que la mayoría no siempre tiene la razón.
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