En el nombre del Padre

«Y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios» (Juan 16:2)

No pasó mucho tiempo para que se cumplieran estas palabras, al poco tiempo «apedreaban a Esteban… y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo» (Hechos 7:59, 58)

Saulo estaba convencido que actuaba correctamente, y ese «celo» por defender a Dios lo llevaba a matar a aquellos que se levantaban reconociendo que Cristo era Hijo de Dios.

Cinco siglos más tarde el papado, operando de forma encubierta tras los gobiernos, inició el genocidio más grande jamás perpetuado, llevando al calabozo y matando «a espada y a fuego, en cautividad y despojo» (Daniel 11:33) a millones de cristianos en el nombre de Dios.

Apóyanos para seguir adelante con este ministerio:

Siguiendo en la línea de tiempo, y aun vivir tiempos cómodos para los cristianos -lo cual es más preocupante que reconfortante-, vemos que en poco tiempo se matará de nuevo a los cristianos pensando que se rinde servicio a Dios. En tiempo de Esteban, la iglesia oficial, la cual creía merecer aun los favores del cielo, persiguió a los «suyos». En tiempos de Lutero, la iglesia oficial, la cual creía merecer aun los favores del cielo, persiguió a los «suyos». Y en nuestros tiempos, la iglesia oficial, la cual creerá merecer aun los favores del cielo, perseguirá a los «suyos».

«El hermano entregará a la muerte al hermano… y los enemigos del hombre serán los de su casa» (Mateo 10:21; 36).

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